sábado, 8 de abril de 2017

Destierro

Enjuaga tu alma. Los días de evidencias y descubrimientos ya han terminado, han dejado de hacerte efecto, anestesiaron tu músculo hueco. Viviste de cerca lo caótico del amor, lloraste en silencio a causa de lenguas afiladas, te hiciste a un lado y de lejos... desde una ciudad extraña... decidiste decir adiós. No fue fácil... lo sé por la cantidad de libros sin leer que dejaste al filo de tu cama, como si fueran hojas que quieres dejar secar bajo el sol. Te miro, mi pequeña Durazno Sangrando, y pienso que no deberías lastimarte así a través de los objetos que aguardan por ti, ávidos de que les brindes aquella extraña caricia que solo tus dedos y tu nariz pueden darle. Recuerda, tus libros han sabido dejarte marcas que nunca dolerán.
Por eso, destierra ese amor desmesurado, arráncalo de tu piel. Llénale la maleta con todas las mentiras y excusas absurdas que solía darte, cómprale un boleto con rumbo a los amores fáciles y que busque asilo en su circo de frivolidades. Que haga lo que tenga que hacer, mi pequeña Durazno Sangrando, mientras tú agarras ese libro que dejaste de leer y te tomas un buen café sin buscar ni esperar nada que no provenga de tu propio ser... de tu propia piel... de mí que soy en ti.