lunes, 27 de octubre de 2008

Travesía



Cuando los nudos en la garganta se hacen insoportables, abro bien los ojos y miro aquel punto, es muy temprano para echarme a llorar, estoy con mi disfraz y no puedo darme ese gusto…pero este nudo no deja de molestar, así que ¡¡a correr se dijo!!, abro la puerta, bajo la mirada entro al baño y por fin cierro los ojos, las lágrimas caen y el alma se ablanda, el nudo ya no duele tanto, el reflejo que miro en el espejo es el desastre en persona y ahora lo único que pienso es que mis pestañas se han pegado por esa mezcla de lágrimas y decepción...es hora de secarlas y separarlas, pero no, mis ojos están hinchados, no importa, saco la cara por la ventana y el viento puedo hacerse cargo de ello. Lo hizo, pero no bien, ya pasaron 10 minutos y aun sigo aquí.
… si se pudiera escapar con el poder del deseo y de la mente… no el abrir los ojos desorbitados, no nudos en la garganta, no correr, no el baño, no pestañas pegoteadas, no el desastroso reflejo del espejo, no el viento ni su mal servicio, no nada…solo yo, la soledad, las ganas de llorar, y ese lugar que nunca está.