miércoles, 6 de enero de 2016

Amor amarillo



"[...] cuerpos de luz
corriendo en pleno cielo
cristales de amor amarillo [...]"

lunes, 4 de enero de 2016

Abstracción



Chorrillos, hueles a mar.
Cierro los ojos y me pierdo dentro de mí, la gente me mira raro. Bastan solo unos segundos para que todo fluya en mi memoria.
Cuando era niña, eras distinto. La avenida Huaylas era una zona industrial, lo recuerdo bien. Las tardes naranjas aún están perennes en mi memoria. Aquellas tardes de regreso a casa, después de un día de playa, de un día de sol intenso sobre mi piel. Subíamos por aquellas escaleras, que tampoco son las mismas, y andábamos el camino por todo Huaylas. Qué iba a imaginar yo, que nuevamente recorrería esa línea tuya.
El Morro Solar, también es un grato recuerdo. Mi madre, devota de la Virgen María, llevándonos por el escarpado sendero, siempre confiada en su fe. Llegamos donde está la Virgen y, desde allí, pude ver la fotografía más hermosa de ti.

Ahora, Chorrillos, después de muchos años, volví a transitar tus calles con una sonrisa y un amor. Ambos me llevaron nuevamente a la avenida Huaylas, al mar y al Morro Solar.
Así, sostenida de una mano y un amor que, como el humo de todos los cigarrillos que fumé mientras te andaba, se fue con la brisa del mar. Así, sostenida de un amor que me llevó a echar raíces en tu suelo, un suelo del que solo era una transeúnte pasajera. Así es el amor enfebrecido… cuando cala hondo, te lleva a sitios insospechados.
Ahora la avenida Huaylas es un cuchillo filudo en mi garganta, es un campo de batalla, es una postal a la cual no quiero pertenecer, pero pertenezco y permanezco. Porque cuando uno decide con esa fiebre que te da el amor, ya no hay marcha atrás. Entonces, respiro hondo, miro hacia adelante y vuelvo a cerrar los ojos recordando la brisa de tu mar… y paso… paso sabiendo que hay muchas huellas de mí en toda esa avenida dolorosa. Y por un instante, tras la ventana, me veo… me veo andando tomada de esa mano de la que te hablo. Me veo feliz, yo conozco esa mirada mía de chica enamorada, yo conozco esa inquietud de mi alma tratando de dibujar una sonrisa en el rostro de mi ser amado. Y no sabes, Chorrillos, cómo duele verme desde lejos y luego verme aquí, frente al espejo retrovisor de cada taxi colectivo al que subo.

Entonces, ese mismo dolor es el que me lleva a mirar hacia el Morro Solar y en un intento desesperado,  me hace tomar a la Virgen desde lejos… y con mis manos la aprieto contra mi pecho, con la misma devoción de mi madre, rogando que esta nostalgia se haga más liviana y no me siga quebrando por dentro. Pero una vez más, veo la sonrisa dibujada del ser que amo y que se fue con la brisa del mar. Me hace una seña desde esa distancia abismal y me vuelve a explicar la historia del “soldado desconocido”. Y yo, desde la misma distancia abismal, sonrío… sonrío solo como se le puede sonreír al ser que uno ama y que se sabe ya no estará: con el alma y el corazón abiertos a tu mar.