Y que sería…
Si dejara de mirar la hora del celular que nunca quise, si despego mi maldito sueño después de las 10 todas mis mañanas, si dejo de vestir aquel tonto disfraz de chica seria y bien portada, y en lugar de ello saliera con mi traje de caperucita azul, mis botitas de tela, el bolso viejo que dejé de lado por ser -según ellas - menos “chic”, y me hechara a andar sin tener que mirar atrás todo lo que dejo, repartiendo corazones de algodón.
Si en lugar de subir a la línea 5, caminara por donde se me pegue la gana con la misma sensación del invierno 2007; que fue mío camino, lluvia y ese vacío que me trae cualquier recuerdo no demasiado viejo, con aquella sensación de saber que debo llegar con mis corazones a un lugar y que no llegaré simplemente porque ese lugar no está; al menos, no aquí.
Si en lugar de estar sentada por seis horas mirando tableros, reportes numéricos, contestando teléfonos con aquel saludo tan ” movimiento rectilíneo uniforme”, me pusiera a ojear mi regalo de cumpleaños, el único (de todos) que realmente me agrada, mi libro (nadie me había regalado un libro, todos los tuve que conseguir prestados, por ahí, de vez en cuando ganándome un SÍ pronunciado a medias y andante de tono grave o porque alguien quería más que una amistad baah baah y más baah!).
Si dejara de mirar la hora del celular que nunca quise, si despego mi maldito sueño después de las 10 todas mis mañanas, si dejo de vestir aquel tonto disfraz de chica seria y bien portada, y en lugar de ello saliera con mi traje de caperucita azul, mis botitas de tela, el bolso viejo que dejé de lado por ser -según ellas - menos “chic”, y me hechara a andar sin tener que mirar atrás todo lo que dejo, repartiendo corazones de algodón.
Si en lugar de subir a la línea 5, caminara por donde se me pegue la gana con la misma sensación del invierno 2007; que fue mío camino, lluvia y ese vacío que me trae cualquier recuerdo no demasiado viejo, con aquella sensación de saber que debo llegar con mis corazones a un lugar y que no llegaré simplemente porque ese lugar no está; al menos, no aquí.
Si en lugar de estar sentada por seis horas mirando tableros, reportes numéricos, contestando teléfonos con aquel saludo tan ” movimiento rectilíneo uniforme”, me pusiera a ojear mi regalo de cumpleaños, el único (de todos) que realmente me agrada, mi libro (nadie me había regalado un libro, todos los tuve que conseguir prestados, por ahí, de vez en cuando ganándome un SÍ pronunciado a medias y andante de tono grave o porque alguien quería más que una amistad baah baah y más baah!).
Que sería…
Si en lugar de soportar como jefa a una prima que antes de estar embarazada era jodida ya, con sus antojos y su mal carácter, tener que soportar a esa gente que interrumpe mi punto, mi coma y mis espacios en blanco; y me alzara de aquí yéndome direc(tito) al escondite mágico de Pintoresca que me revela todas las noches las letras que se tragó sin antes consultarme, porque yo también muero por unas letras grandes y gordas, porque siempre muero de hambre… y ya nadie me da de comer.
Si en lugar de soportar como jefa a una prima que antes de estar embarazada era jodida ya, con sus antojos y su mal carácter, tener que soportar a esa gente que interrumpe mi punto, mi coma y mis espacios en blanco; y me alzara de aquí yéndome direc(tito) al escondite mágico de Pintoresca que me revela todas las noches las letras que se tragó sin antes consultarme, porque yo también muero por unas letras grandes y gordas, porque siempre muero de hambre… y ya nadie me da de comer.
Si en lugar de ser “empatiquísima” con mis personas, me vuelvo antipatiquísima.
Si dejara de lado la perfección que se me adjudicó, la buena onda, las buenas vibras, mi esencia frutal, los borrones y cuenta nueva, los siempre estaré ahí, /te quiero- te quiero/ …y me volviera, deforme, vulgar, perversa, doble filo, el "te lo dije: lo recuerdo", /te odio -te odio/…si me volviera asimétrica un tanto desequilibrada, quizás así alguien me quiera bien…más…no sé alguien ha de quererme.
Si en lugar de permanecer quieta ante esta mísera cárcel en la que me tocó vivir junto a media Docena de Maravillas, un par de pollos y una perra loca, saliera al fin en búsqueda de los mares verdes de mis sueños tontos, para traer algo más que un tieso pan a la mesa, un cartón amarillento de “universitaria estas graduada” y
...¿y si cantara?...¿y si pintara?...¿y si viajara como hippie loca?...¿y si jugara a que alguien me persigue ?...?...¿y si estuviera sucia?...¿y si yo misma cortara mi cabello?...¿y si mandara al carajo el trabajo..o ¿si jugara a los amores de lejos?
Y...
Si hiciera algo por mí? y dejara de una buena vez preguntarme si SER o NO SER...¿seré feliz?...¿quién sabe?...me quedo tan quieta y silenciosa que al parecer nunca lo sabré.
